viernes, 20 de junio de 2008

LUNA LLENA


Ayer hubo luna llena, parecía que el sol se había negado a dormir y trasnochaba bajo ese fondo oscuro limpio. Redonda, enorme y tan naranja como en las postales de atardeceres en la playa, solo que aquí ni era atardecer, ni era playa, ni era el sol despidiéndose; era la luna sentada sobre el espacio a la izquierda del cerro.
Si claro, voltee a mirarla, quise sentir algo mas allá de lo normal pero no pude, solo llegue a contemplarla y pensar que era una bella imagen en una bella ciudad. Por supuesto que me gusta esta ciudad, no soy de los que buscan colgarle sus propios temores y sus frustraciones al cuerpo de las ciudades antes que reconocerlos como algo meramente personal. En fin, seguía contemplando esa postal de atardecer nocturno y eso me llevo a otro momento, otro día, otro aire sin duda del pasado pero en un similar escenario si no es que el mismo. Uno de esos capítulos donde uno no recuerda con imágenes lo sucedido, no hay un parámetro visual de lo acontecido, sino solamente sentimental. Uno de esos capítulos donde uno no sabe exactamente de que ni de quien se trata, pero que hay una sensación de haberlo vivido antes, así como de sentir que no fue una buena experiencia la del pasado pero que sin embargo se salio avante de eso. En pocas palabras RECUERDO, pero no con la mente, sino con todo el cuerpo invisible.

lunes, 2 de junio de 2008

LOS PECES ROJOS


He estado leyendo al escritor michoacano Sergio Pitol . Esa manera suya de llevar un texto por la frontera entre el ensayo, el diario personal y la ficción, ha despertado mi curiosidad acerca de la literatura Rusa, sobre todo de los grandes como Gógol y Chéjov.

Será posible que la literatura rusa haya tomado vida en mi curiosidad a partir de las vivencias de un escritor mexicano? No lo se, pero esas caminatas nocturnas por el fuerte Moscú me dan envidia. Quisiera ser yo quien caminara por las calles frías, observando los vestigios de la historia del poder humano, los grandes trofeos materiales a la ambición humana que no reconoce izquierdas ni derechas: Ambición es ambición.

Los peces rojos que Pitol descubriera como amuleto en su niñez, serian ya un adelanto de su gusto por la roja Unión Soviética? O solamente lo asombraron como a mi por su colorida vitalidad? I dont know, pero ahora que lo pienso bien, en algún momento de nustras vidas nuestro color preferido ha sido el rojo, por lo menos lo hemos pensado en algunas de nuestras charlas silenciosas. Será que por naturaleza nos inclinamos hacia lo indebido? Digo esto porque no puedo dejar de pensar que desde niño me dijeron que los comunistas eran rojos, y yo me los imaginaba de piel roja, con miradas aplastantes y de pésimo humor, eso sin contar que también me dijeron que el diablo era rojo, que el infierno ardía en llamas y estas eran rojas (no amarillas o naranjas…rojas) . El rojo no deja de ser solo un color, al cual solo en obras de arte como esta de Matisse, se le hace justicia después de los símbolos que al pobre le han ido colgando y los que faltan por colgarle.

No dejo de ver esos peces.